JUAN LUIS CASTILLO, MENCIÓN EN ILLUSTRACIENCIA 11: LA PASIÓN POR LA ILUSTRACIÓN CIENTÍFICA Y SU VIAJE PARA CONECTAR ARTE Y CIENCIA EN LA FLORA MUNDIAL

Juan Luis Castillo es biólogo de formación e ilustrador botánico de profesión. En 1991 comenzó a colaborar con el Real Jardín Botánico de Madrid gracias a la invitación del profesor Santiago Castroviejo, primero como botánico y más tarde, en 1993, como ilustrador científico en el proyecto Flora Ibérica.

Como ilustrador científico ha participado, entre otros proyectos, en: Flora Ibérica, Flora Liquenologica Ibérica, Flora Mycologica Ibérica, Flora Phycologica Ibérica, Flora of China Illustrations, (la primera vez que un occidental publicaba sus ilustraciones en la Flora de China), Flora de Cuba, Flora de las Guayanas, Plan CUSSTA (Plan de Conservación y Uso Sostenible de setas y trufas de Andalucía). También ha trabajado con plantas vasculares africanas en el proyecto Flora de Guinea Ecuatorial y con plantas vasculares de la flora de Colombia y Brasil .

Como ilustrador científico, ha participado en cuatro expediciones a Venezuela y Panamá estudiando e ilustrando la flora de los Tepuyes Auyan y Roraima (Venezuela), las orquídeas en la Lista Roja de Venezuela y las orquídeas de los Parques Nacionales La Amistad y Coiba (Panamá).

Ha sido miembro de The Society of Botanical Artists en Londres y de The American Society of Botanical Artists en Nueva York.

Ha recibido varios premios internacionales, entre ellos una medalla de oro y otra de plata por la Royal Horticultural Society de Londres en 2000 y 2001; el prestigioso premio «Jill Smithies award for excellence in scientific botanical drawing» por la Linnean Society de Londres en 2001; varios premios en 2024, 2023, 2018, 2017, 2016 en el «Margaret Flockton award for excellence in scientific botanical drawing» por el Royal Botanic Gardens & Domain Trust de Sídney y una mención honorífica en el «Visualization Challenge» por la National Science Foundation and Popular Science en 2015, entre otros.

Su obra ha sido expuesta y adquirida nacional e internacionalmente y forma parte de colecciones privadas e institucionales.

¿Qué te inspiró a dedicarte a la ilustración científica y cómo comenzaste en este campo?

Desde niño me recuerdo siempre con un lápiz en las manos dibujando pájaros y plantas. El destino me llevó a cursar los estudios universitarios de biología en la especialidad de botánica. Al finalizar, en 1991, comencé a trabajar como botánico en el herbario del Real Jardín Botánico de Madrid y en 1993, ante la inminente jubilación de Eugenio Sierra, ilustrador del proyecto Flora Ibérica, Santiago Castroviejo, director del Jardín Botánico e investigador principal del proyecto, me ofreció la oportunidad de iniciarme en una profesión que, desde entonces, se ha convertido en mi autentica vocación. Al mismo tiempo, mi formación científica me ha permitido afrontar proyectos personales donde he tenido que compaginar mi formación como botánico con mi profesión como ilustrador científico.

¿Podrías hablarnos sobre la ilustración ganadora y el proceso creativo detrás de ella?

Mi obra “Cistanche phelipaea, Cistanche violacea”, reconocida en la undécima edición del Premio ILUSTRACIENCIA con una Mención en la categoría de ilustración científica, pretende capturar la belleza y complejidad de dos especies fascinantes de plantas holoparásita, perteneciente a la familia Orobanchaceae. Estas plantas carecen de cloroplastos y son, por tanto, incapaces de realizar la fotosíntesis, obteniendo sus nutrientes mediante complejas conexiones con el sistema vascular de una planta huésped, a través de estructuras especializadas llamadas haustorios.

El proceso creativo comenzó a principios de la primavera, con la búsqueda de Cistanche phelipaea en su entorno natural, el desierto de Almería. C. violácea, sin registros en la Península Ibérica desde 1970, sí vive en el vecino Reino de Marruecos y hasta allí nos desplazamos para su localización.

A través de sus diferencias cromáticas y detalles minuciosos, he intentado iconografiar la diversidad de estas dos especies sobresalientes de nuestra flora ibérica, resaltando tanto sus aspectos visibles como aquellos más ocultos.

Cada pincelada y trazo en la ilustración pretenden no solo atraer la mirada del espectador, sino también educar y concienciar sobre la importancia de preservar estas especies y su hábitat.

¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrentas al crear ilustraciones científicas, y cómo los superas?

La clave para elaborar una ilustración científica correcta reside en el conocimiento pormenorizado del motivo a ilustrar. El ilustrador científico debe representar de forma armoniosa todo lo que se ve pero también lo que no se intuye. Para ello debe emprender un conocimiento exhaustivo de la especie que quiere ilustrar y representar los caracteres diagnósticos de forma armoniosa, ordenada y fehaciente. El resultado final debe ser un reflejo tridimensional de la realidad de la especie ilustrada, utilizando como vehículo el lenguaje artístico. El ilustrador debe saber que el dibujo tiene que captar el interés del espectador para ser una forma viable de comunicación. La atención a la precisión es importante, pero la excelencia del estilo y la técnica empleada son también aspectos primordiales para que una ilustración perdure como obra de arte y ciencia.

¿Qué técnicas y herramientas utilizas más frecuentemente en tus ilustraciones científicas?

En el pasado he trabajado con acuarelas, acrílicos y tinta china, pero hace unos 20 años comencé a interesarme por el medio digital que empezaba a despuntar como un medio de expresión artístico. En pleno siglo XXI, el ordenador no solo se ha convertido en el instrumento centralizador de información y comunicación en la vida cotidiana, sino también en una herramienta utilizada para generar arte, ciencia y cultura.

El uso cotidiano de distintos programas informáticos de dibujo y pintura, de impresoras de calidad de museo, tintas con pigmentos naturales capaces de resistir el paso del tiempo, o soportes artísticos de alta calidad, suponen la puesta en marcha de todos estos nuevos mecanismos de creación de imágenes.

El termino digital ha irrumpido hoy en día con fuerza en nuestra sociedad afianzándose en el panorama artístico como un nuevo lenguaje de expresión. Partiendo de este punto siempre he tratado de adoptar el medio digital conservando la filosofía y los principios básicos de la ilustración botánica tradicional, afrontándolo, eso si, desde una metodología nada desconocida para el mundo científico, asumida cotidianamente por todas las ciencias y que se traduce en la aplicación de las nuevas tecnologías.

Quizás mi formación como botánico haya sido determinante para adoptar este medio digital, donde arte, ciencia y tecnología aúnan sus atributos para dar un nuevo significado a las palabras de Leonardo da Vinci: “la ciencia más útil es aquella cuyo fruto es más fácilmente comunicable”

No descarto volver a los medios tradicionales en un futuro, pero actualmente la inmensa mayoría de mi trabajo es pintura digital.

¿Cómo equilibras la precisión científica con la creatividad artística en tu trabajo?

En trabajos estrictamente científicos, lo artístico suele estar restringido a un lenguaje con el que llegar al público especializado o general. Como decía anteriormente el ilustrador debe manejar ese lenguaje para captar el interés del espectador y convertirlo en una forma viable de comunicación. La excelencia en la técnica y la armonía en la composición son elementos primordiales para que esa ilustración perdure como una obra de arte y ciencia.

¿Qué papel crees que juega la ilustración científica en la comunicación de la ciencia al público general?

Un papel imprescindible. Estoy convencido de que solo puede protegerse aquello que se conoce y en este sentido la ilustración científica debe jugar un rol importante como lenguaje capaz de establecer puentes de unión entre el científico y el público no especializado. A nosotros, los ilustradores botánicos, nos toca elevar el listón y seguir iconografiando científicamente las maravillas de este mundo que, por desgracia, desaparecen diariamente a un ritmo demencial.

¿Puedes mencionar alguna colaboración memorable con científicos o investigadores que haya influido en tu trabajo?

En 30 años como ilustrador científico son muchas las colaboraciones con científicos tanto nacionales como internacionales, pero indudablemente mi participación en el proyecto Flora Ibérica durante veinte años constituye un punto de inflexión en mi carrera profesional.

¿Cómo crees que evolucionará el campo de la ilustración científica en el futuro, especialmente con los avances tecnológicos?

¡Quién lo sabe! Los logros tecnológicos avanzan tan rápidamente que es difícil aventurar nada. Pero seguro que será apasionante verlo e implicarse en la medida de lo posible.

¿Qué significa para ti haber ganado este premio, y cómo impactará en tu carrera y proyectos futuros?

Todos los premios son importantes ya que suponen un reconocimiento a tu trabajo y eso siempre es un estímulo para seguir progresando y aprendiendo.

Illustraciencia, especialmente a través de su exposición en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, y su labor de promoción en las redes sociales supone también un portal abierto al resto del mundo.

¿Cómo manejas las críticas, tanto de la comunidad científica como de otros artistas, respecto a tus ilustraciones?

Esta profesión supone un continuo aprendizaje y cuanta mayor sea tu experiencia, menor será la posibilidad de cometer errores. Pero estos son una condición humana. Como dice el refrán, “hasta el mejor escribano echa un borrón”. Siempre dentro de un respeto personal y profesional, cualquier crítica es aceptable y aceptada.

¿Puedes describir alguna experiencia en la que una de tus ilustraciones haya tenido un impacto significativo en la comprensión o comunicación de un tema científico?

Flora Ibérica ha sido uno de los proyectos más importantes de la ciencia botánica española. Después de 35 años se consiguió finalizar, en 2021, la producción de una flora completa y moderna de las plantas vasculares de la Península Ibérica e islas Baleares.

72 instituciones, 255 autores de género, 14 países diferentes y 15 ilustradores son algunos de los números que explican el potencial humano de este proyecto. En la Flora Ibérica se han descrito 189 familias, 1266 géneros y 6176 especies, de las que 272 son nuevas para la ciencia. Como artista botánico, me enorgullece haber formado parte de este grupo de ilustradores de la flora de mi país y haber contribuido con más de 1250 láminas a un total de 2492 que comprende la obra. Sin duda un trabajo monumental que contiene el mayor número de ilustraciones científicas de cualquier flora moderna en el continente europeo.

¿Qué proyectos o colaboraciones futuras tienes en mente que te emocionen particularmente y por qué?

Estoy próximo a finalizar un proyecto personal que pretende iconografiar científicamente en color todas las orquídeas de la Península Ibérica, islas Baleares y Canarias. Un proyecto apoyado en el estudio de más de 200 pliegos de herbario y que me ha llevado a recorrer, en los últimos años, España y Portugal, en busca de las orquídeas más hermosas e interesantes de nuestro territorio.

¿Qué consejo le darías a los aspirantes a ilustradores científicos que están comenzando en esta disciplina?

Que sigan los dictados de su pasión y vocación. nunca se equivocaran.

 

Web: juanluiscastillo.com

Instagram: @juancastillobotanicalartist

LinkedIn: Juan Luis Castillo

 

 

 

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